Qué es la asertividad
La asertividad es una habilidad social y comunicativa que se encuentra en un término medio entre la pasividad y la agresividad. Sabemos que este punto medio es complicado encontrarlo, pero es clave para mejorar la comunicación en nuestra empresa.
A menudo es confundida erróneamente con esta última, puesto que la asertividad implica hacer valer nuestra posición de manera firme y persistente.
Sin embargo, aprender a trabajar en equipo significa mucho más que manifestar nuestro punto de vista.
Cuando interactuamos con los demás muy habitualmente tendemos a adoptar posturas agresivas o pasivas. Expresarse de forma inapropiada suele ser el resultado de falta de confianza en uno mismo.
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Fundamentos psicológicos de la asertividad
La asertividad tiene su base en la psicología social y de la personalidad. Se entiende como una expresión equilibrada de emociones, deseos y opiniones, respetando los derechos propios y ajenos. Desde una perspectiva psicológica, ser asertivo implica poseer una autoestima saludable, habilidades de comunicación efectivas y una adecuada regulación emocional.
Según la American Psychological Association (APA), la asertividad es fundamental para establecer relaciones interpersonales sanas, evitar conflictos innecesarios y proteger nuestro bienestar emocional
Tipos de asertividad
Ahora que ya sabemos qué es la asertividad. Es importante conocer también que existen varios tipos. Cuatro en concreto que ahora te explicamos al detalle.
Asertividad empática
La asertividad empática se basa en expresar nuestras necesidades, deseos y opiniones de forma clara y honesta, pero siempre teniendo en cuenta los sentimientos, emociones y perspectivas del interlocutor. Es una forma de comunicación que busca el equilibrio entre defender nuestras ideas y comprender el punto de vista de los demás. Practicar la asertividad empática implica escuchar activamente, validar las emociones ajenas y encontrar soluciones que respeten tanto nuestras necesidades como las de la otra persona. Es fundamental en la construcción de relaciones saludables y en la resolución de conflictos de manera colaborativa.
Asertividad confrontativa
La asertividad confrontativa tiene como objetivo abordar de manera directa, pero respetuosa, aquellas situaciones de desacuerdo, injusticia o malentendido. A través de esta técnica, se confronta una conducta o situación problemática sin caer en el ataque personal, la crítica destructiva o la agresividad. La clave está en describir objetivamente el problema, expresar cómo nos afecta y proponer cambios o soluciones, todo ello manteniendo un tono firme pero amable. Esta forma de comunicación es especialmente útil para establecer límites claros y proteger nuestros derechos sin deteriorar la relación con los demás.
Asertividad negativa
La asertividad negativa consiste en aceptar con serenidad y madurez las críticas o comentarios negativos que recibimos, sin reaccionar de forma defensiva, sin justificarnos innecesariamente ni menospreciar nuestra propia valía. Esta técnica nos permite reconocer errores cuando es necesario, aprender de ellos y mantener una actitud abierta hacia la mejora personal. También implica saber distinguir entre críticas constructivas y destructivas, aceptando las primeras como oportunidades de crecimiento y gestionando las segundas con inteligencia emocional, sin dejar que afecten a nuestra autoestima.
Asertividad positiva
La asertividad positiva se refiere a expresar de manera abierta y sincera sentimientos de aprecio, reconocimiento o admiración hacia otras personas. Es un componente fundamental para fortalecer las relaciones interpersonales, ya que genera un clima de confianza, respeto y colaboración mutua. Saber dar elogios o mostrar gratitud de forma genuina no solo refuerza la autoestima de quienes nos rodean, sino que también fomenta vínculos más sólidos y saludables. Practicar la asertividad positiva implica ser generoso en el reconocimiento de los logros ajenos y cultivar una comunicación basada en el respeto y la valoración mutua.
Técnicas de comunicación asertiva
Dominar la comunicación asertiva requiere práctica, pero existen estrategias específicas que pueden ayudarnos a mejorar. Estas técnicas permiten expresar nuestras opiniones y emociones de manera firme y respetuosa, sin dañar la relación con los demás ni ceder ante la presión externa.A continuación, exploramos algunas de las técnicas más efectivas:
Técnica del disco rayado
La técnica del disco rayado consiste en repetir de forma calmada, paciente y persistente nuestro punto de vista o solicitud, sin alterarnos ante posibles interrupciones, presiones o intentos de desviar la conversación. Al mantenernos firmes en nuestro mensaje y evitar entrar en discusiones innecesarias, reforzamos nuestra posición de manera tranquila pero determinada. Es especialmente útil para establecer límites, rechazar peticiones con las que no estamos de acuerdo o defender derechos personales sin necesidad de confrontaciones hostiles.
Técnica del banco de niebla
La técnica del banco de niebla implica aceptar con serenidad parte de la crítica o del mensaje que nos dirige otra persona, pero sin abandonar nuestra postura ni entrar en una discusión. Se trata de reconocer de forma parcial lo que dice el otro, mostrando comprensión sin necesariamente estar de acuerdo. De esta manera, evitamos reacciones defensivas o impulsivas, reducimos la tensión y mantenemos el control de la situación, minimizando el riesgo de escaladas conflictivas.
Técnica del aplazamiento asertivo
El aplazamiento asertivo es una herramienta muy útil cuando nos sentimos sorprendidos, incómodos o presionados a dar una respuesta inmediata. Consiste en pedir tiempo para pensar antes de contestar, lo que nos permite analizar la situación con mayor claridad y decidir con calma cuál es la mejor respuesta o acción. Esta técnica ayuda a evitar decisiones impulsivas de las que podríamos arrepentirnos y refuerza nuestra capacidad para actuar de manera consciente y reflexiva.
Técnica del “yo”
La técnica del «yo» se basa en expresar nuestros sentimientos, necesidades o percepciones desde nuestra propia experiencia personal, evitando culpar o acusar directamente a la otra persona. En lugar de emitir juicios como «Tú nunca me escuchas», optamos por formulaciones como «Yo me siento ignorado cuando no siento que me prestan atención». Este enfoque disminuye la probabilidad de que el interlocutor se ponga a la defensiva y favorece un diálogo más abierto y constructivo.
Técnica del sándwich
La técnica del sándwich es ideal para transmitir críticas o comentarios difíciles sin dañar la relación interpersonal. Consiste en estructurar el mensaje comenzando con un comentario positivo o de reconocimiento, luego se presenta la crítica o solicitud de mejora de manera clara y respetuosa, y finalmente se cierra con otro comentario positivo o de apoyo. Este método ayuda a que la retroalimentación sea más fácil de recibir, reduciendo la resistencia y manteniendo un ambiente de respeto y colaboración.
Asertividad es comunicación equilibrada
La asertividad, en cambio, no se considera pasiva ni agresiva, sino que se trata de una conducta equilibrada. Ser asertivos significa expresar pensamientos y sentimientos de forma honesta, directa y correcta. Implica respetar los pensamientos y creencias de otras personas, a la vez que se defienden los propios.
Expresar adecuadamente los sentimientos y deseos requiere de una importante habilidad personal e interpersonal. En nuestras interacciones con otras personas, ya sea en casa, en el trabajo, con clientes o colegas, la asertividad puede ayudarnos a expresarnos de forma clara, abierta y razonable, sin menoscabar por ello a los demás.
Lenguaje no verbal y paraverbal en la comunicación asertiva
- La comunicación asertiva no depende solo de lo que decimos, sino también de cómo lo decimos.
- El lenguaje corporal debe ser abierto, relajado y firme: mirar a los ojos, mantener una postura erguida y usar gestos naturales refuerza el mensaje asertivo.
- La voz también juega un papel crucial: debe ser clara, pausada y segura, evitando gritar o hablar en tono sumiso.
Relación entre autoestima y asertividad
Existe una relación directa entre autoestima y asertividad. Cuanta más confianza tenemos en nosotros mismos, mayor facilidad tendremos para expresarnos de forma respetuosa y firme.Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la capacidad de comunicar nuestras emociones de forma equilibrada está estrechamente vinculada al bienestar emocional y la prevención de trastornos como la ansiedad o la depresión.
Conducta pasiva no es asertiva
Identificar una conducta pasiva o no asertiva es sencillo: las personas que se comportan de esta forma buscan continuamente agradar a los demás y cumplir los deseos de otros. Tienen una fuerte necesidad de ser valorados, por lo que sus acciones están enfocadas únicamente a complacer al otro, con el riesgo de socavar los derechos individuales y la confianza en uno mismo. Este tipo de conducta se caracteriza por dejar la responsabilidad en manos de otros y aceptar que los demás dirijan y tomen decisiones por ellos. La mejor forma de corregir estos comportamientos es aprender a decir “no”, si en algún momento nos encargan una tarea para la cual no disponemos de tiempo o de la que no podemos extraer ningún beneficio para nosotros.
Consecuencias de no ser asertivo
Cuando una persona no logra expresar de manera adecuada sus necesidades, emociones o límites, tiende a acumular sentimientos de insatisfacción y malestar. La incapacidad para comunicarse asertivamente puede llevar a un ciclo de frustración interna, resentimiento hacia los demás y una progresiva disminución de la autoestima, ya que la persona siente que sus derechos no son respetados o que sus necesidades no son tomadas en cuenta. Además, esta situación genera un estrés emocional constante que, si se mantiene en el tiempo, puede afectar seriamente la salud física y mental. De acuerdo con el Ministerio de Sanidad de España, fomentar la asertividad no solo mejora las relaciones interpersonales, sino que también es una herramienta clave en la prevención del estrés, la ansiedad y otros trastornos relacionados con la salud mental. La práctica de la comunicación asertiva permite liberar tensiones de forma saludable, enfrentar conflictos sin miedo y promover un mayor bienestar psicológico, contribuyendo así a una vida más equilibrada y satisfactoria.
Conducta agresiva no es asertiva
Cuando una persona actúa de forma agresiva no tiene en cuenta los sentimientos de los demás y prácticamente nunca demuestra aprecio hacia los otros. Este tipo de actitudes pueden tener consecuencias indeseables para los que se están comunicando, ya que a menudo la agresividad obstaculiza los pasos positivos hacia delante. Una respuesta agresiva favorece a su vez la réplica no asertiva (ya sea pasiva o agresivamente).
La comunicación agresiva es una forma muy habitual de comunicarse en las empresas. No hace falta gritar para ser agresivo. Una posición agresiva muchas veces es la de no escuchar a los demás, no atender a sus peticiones, no escuchar sus argumentos. Una posición agresiva es la de no escuchar y no atender a los argumentos de otros, solo imponer nuestras ideas y argumentos.
Asertividad y liderazgo en el entorno laboral
La asertividad es esencial en los líderes para fomentar un clima de respeto y cooperación en las organizaciones. Un liderazgo asertivo evita la imposición autoritaria y promueve la escucha activa.
Toma de decisiones
Un líder asertivo toma decisiones de manera clara, informada y respetuosa, teniendo en cuenta tanto los datos objetivos como las necesidades y preocupaciones del equipo. Aunque busca siempre alcanzar consensos para favorecer un entorno participativo, también sabe mantener la firmeza cuando es necesario, transmitiendo seguridad y coherencia. Esta capacidad de equilibrar la escucha con la determinación mejora la calidad de las decisiones y refuerza la autoridad del líder de manera natural.
Resolución de conflictos
La gestión de conflictos se facilita enormemente cuando las partes involucradas saben expresar sus necesidades y desacuerdos sin agresividad ni sumisión.
Según el Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo (INSST), fomentar habilidades como la asertividad ayuda a reducir los riesgos psicosociales y a mejorar la convivencia en las organizaciones
Gestión de equipos
La asertividad desempeña un papel clave en la motivación y cohesión de los equipos de trabajo. Un líder asertivo sabe cómo delegar responsabilidades de manera clara y justa, brindando confianza a los miembros del equipo y reconociendo sus capacidades individuales. Esto no solo fortalece el compromiso de los trabajadores con los objetivos comunes, sino que también favorece el desarrollo de su autonomía y autoestima profesional. Además, una comunicación abierta y respetuosa incrementa la colaboración, reduce tensiones internas y mejora el desempeño colectivo.
Barreras internas y externas a la asertividad
Aunque todos podemos desarrollar la asertividad, existen obstáculos que pueden dificultarlo. Estas barreras pueden ser internas (relacionadas con nuestro mundo emocional y mental) o externas (derivadas del entorno y las experiencias sociales). Reconocerlas es el primer paso para superarlas y mejorar nuestra comunicación.
Creencias limitantes
Muchas personas cargan con la idea errónea de que ser asertivo es sinónimo de ser egoísta, grosero o insensible hacia los demás. Estas creencias limitantes, muchas veces adquiridas en la infancia o reforzadas por el entorno social, generan culpa o miedo a la hora de defender nuestros derechos o expresar nuestras opiniones. Superarlas implica reeducar nuestra forma de pensar, comprender que la asertividad se basa en el respeto mutuo y aceptar que es posible cuidar de uno mismo sin dañar a los demás. Cambiar este enfoque mental es un paso esencial para desarrollar una comunicación más sana y equilibrada.
Miedo al rechazo
El miedo al rechazo es uno de los principales frenos a la hora de actuar de forma asertiva. El temor a desagradar, ser criticados o perder el afecto de los demás nos lleva a reprimir nuestras necesidades o a adaptarnos excesivamente a las expectativas ajenas. Esta dinámica, a largo plazo, puede causar resentimiento y baja autoestima. Aprender a tolerar la posibilidad de que no siempre seremos aprobados, y entender que expresar lo que sentimos es un derecho legítimo, nos ayuda a liberarnos de este miedo y a comunicarnos de manera más auténtica.
Presión social
Las normas culturales y sociales tienen un impacto profundo en nuestra capacidad para ser asertivos. En algunos entornos, se valora más la sumisión o la pasividad, mientras que en otros se premia la agresividad como una forma de éxito. Estos condicionamientos nos imponen a menudo roles que no hemos elegido y que limitan nuestra expresión auténtica. Ser conscientes de estas influencias externas nos permite cuestionarlas, redefinir nuestros propios valores y actuar desde un lugar de mayor libertad personal, eligiendo conscientemente cómo queremos relacionarnos con el mundo.
Educación recibida
La educación que recibimos durante la infancia y la adolescencia influye profundamente en la forma en que aprendemos a comunicarnos. Modelos parentales autoritarios, sobreprotectores o excesivamente permisivos pueden afectar el desarrollo de habilidades asertivas, llevándonos a replicar patrones de sumisión o agresividad en nuestras relaciones adultas. Por ello, fomentar la asertividad desde edades tempranas enseñando a los niños a expresar sus emociones, a poner límites de forma respetuosa y a defender sus derechos contribuye a formar adultos más seguros, autónomos y emocionalmente equilibrados.
Asertividad en distintos contextos
La asertividad no se manifiesta igual en todas las situaciones. Saber adaptarla según el contexto es esencial para comunicarnos de forma efectiva, ya sea en el trabajo, en casa, en la pareja o en entornos educativos. Cada ámbito plantea desafíos propios que requieren sensibilidad y flexibilidad.
En el ámbito laboral
La asertividad en el trabajo es un factor clave para mejorar la productividad, optimizar la colaboración y reducir los niveles de estrés entre los miembros de una organización. Un ambiente laboral donde la comunicación asertiva es la norma permite resolver conflictos de manera constructiva, tomar decisiones de forma más eficiente y distribuir las responsabilidades de manera equitativa. Además, fomenta relaciones laborales más justas, en las que todos los empleados sienten que su voz es escuchada y respetada, aumentando su compromiso y satisfacción profesional..
En la familia
Ser asertivos en el entorno familiar fortalece los lazos afectivos, facilita la resolución de diferencias y previene la aparición de malentendidos que pueden deteriorar la convivencia. La comunicación asertiva permite que cada miembro de la familia exprese sus sentimientos, opiniones y necesidades de manera respetuosa, sin miedo al juicio o a la confrontación. Esto crea un ambiente de respeto mutuo donde se valoran tanto las emociones individuales como el bienestar colectivo, contribuyendo a una convivencia más sana y armoniosa.
En las relaciones de pareja
La comunicación asertiva es fundamental para construir y mantener relaciones de pareja saludables, equilibradas y duraderas. Expresar de manera clara y respetuosa los sentimientos, las necesidades y los límites propios ayuda a evitar malentendidos, resentimientos y conflictos no resueltos. Además, facilita la empatía y el apoyo mutuo, fortaleciendo la confianza y el sentido de equipo dentro de la relación. Una pareja que practica la asertividad tiene más herramientas para afrontar los desafíos juntos y crecer de manera conjunta, respetando las individualidades.
En la escuela o con amigos
Desarrollar la asertividad en el entorno educativo y social desde edades tempranas ayuda a prevenir el acoso escolar, fomenta el respeto entre compañeros y mejora significativamente la autoestima. Los niños, adolescentes y jóvenes que aprenden a comunicarse de forma asertiva son capaces de establecer límites saludables, defender sus derechos sin recurrir a la agresión y construir amistades genuinas basadas en el respeto y la confianza. Además, en el ámbito académico, la asertividad facilita la participación activa, la colaboración en grupo y el desarrollo de habilidades sociales esenciales para la vida adulta.
¿Cómo ser asertivos?
- No dejes que otras personas te impongan órdenes si éstas van en contra de tus principios o deseos. Evita que te manipulen.
- La asertividad implica comunicar tu punto de vista sin que nadie te pase por encima, y respetar al mismo tiempo a los demás.
- No dejes que te ofendan o te amenacen. Evita de esta forma situaciones que te causen estrés o ansiedad. La asertividad actúa como una coraza contra las negativas y la humillación, es una actitud hacia el éxito.
- Ser asertivo significa ser abierto para expresar pensamientos, deseos y sentimientos. Anima también a los demás a hacer lo mismo.
- Para ser una persona asertiva debes escuchar las opiniones y los consejos de los demás. Si los consejos son buenos para tu vida, acéptalos. Si no es así, recházalos con delicadeza y no ofenderás a nadie.
Conductas que refuerzan esta habilidad
- Felicita regularmente a los demás por lo que hacen. Admite tus errores y pide disculpas cuando te equivoques.
- No seas conformista, busca nuevas experiencias y alternativas para mejorar tu vida profesional y personal. Es lo que necesitas para alcanzar la felicidad.
- Acepta responsabilidades y delega.
Diferencias entre asertividad y manipulación emocional
Mientras que la asertividad busca una comunicación sincera y respetuosa, la manipulación emocional intenta influir en los sentimientos o decisiones de otros para beneficio propio.
La manipulación suele esconder intereses egoístas o falta de empatía, mientras que la asertividad se basa en la honestidad y la equidad.
Evaluación del nivel de asertividad
Conocer nuestro grado de asertividad nos ayuda a identificar nuestras fortalezas y áreas de mejora. A través de herramientas de autodiagnóstico y tests específicos, podemos obtener una visión más clara de cómo nos comunicamos y qué estrategias podemos seguir para potenciar esta habilidad.
Test y herramientas de autodiagnóstico
Existen diversas herramientas diseñadas para evaluar nuestro nivel de asertividad de manera sencilla y práctica.
Algunos ejemplos son:
- Test de asertividad de Rathus: uno de los cuestionarios más utilizados en psicología para medir la conducta asertiva. Evalúa la facilidad o dificultad que experimentamos al expresarnos en diferentes situaciones sociales.
- Inventario de habilidades sociales de Goldstein: incluye apartados específicos para valorar la asertividad dentro de un conjunto más amplio de habilidades comunicativas.
- Cuestionarios online gratuitos: muchas plataformas especializadas en psicología ofrecen tests breves que permiten obtener un perfil rápido de nuestro estilo comunicativo (por ejemplo, MindTools o Psychology Today).
Realizar alguno de estos tests puede ayudarnos a identificar patrones de comportamiento que limitan nuestra comunicación y a diseñar un plan de mejora personalizado.
Importancia del contexto cultural en la asertividad
La asertividad no se manifiesta igual en todas las culturas. Lo que en un país puede considerarse una expresión adecuada de los propios derechos, en otro puede interpretarse como una falta de respeto.
Por ello, desarrollar una comunicación intercultural consciente y flexible es vital para practicar la asertividad de manera efectiva en entornos diversos.